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El virus estable*

 Esper Kallás

 

¿El nuevo coronavirus modificará su capacidad de transmisibilidad o causar enfermedad?

 

Hablemos sobre el virus.

Desde el inicio de la pandemia del Covid-19, mucho se especuló sobre la capacidad de mutación del Sars-CoV-2, el virus causante de la enfermedad. Existía una preocupación que el nuevo coronavirus pudiera sufrir mutaciones y, por ello, ser más transmisible de persona a persona. Se sugirió, inclusive, que pacientes de una determinada región estarían muriendo más de Covid-19, porque ahí el virus se habría vuelto más agresivo.

Muchos guiones de películas, así como narraciones de libros de ciencia ficción sobre enfermedades y pandemias, presentan historias alarmantes sobre mutación viral. En ese sentido, cuando la vida se aproxima a la ficción -tal como ahora parece ser el caso- es natural que tengamos tales preocupaciones, temores e incertezas. ¿Pero estas preocupaciones son reales? ¿La mutación viral, como la de las películas, es solo un cuento? He aquí los hechos.

El virus tiene un objetivo: multiplicarse. Y lo hace al entrar en una célula, usando sus insumos como un parásito. En seguida, los virus recién formados salen de la célula y buscan las células vecinas para comenzar todo de nuevo. Cuanto más consigue hacerlo, deja más descendientes.

No se debe, por lo tanto, antropomorfizar un virus: él no es más o menos inteligente, no ataca más o menos simplemente porque quiere, ni tampoco planea salvar o sacrificar a su huésped. El virus evoluciona solamente para ser transmitido y multiplicarse. El problema es que una pequeña minoría de los virus existentes hacen esto causando enfermedades. Infelizmente, es lo que sucede con el nuevo coronavirus.

El Sars-CoV-2 posee un material genético extenso. Son aproximadamente 29 mil posiciones de codificación (llamadas bases nitrogenadas), número que es considerado grande, especialmente comparado con otros virus, como el VIH. Para ser más precisos: el material genético del Sars-CoV-2 es casi tres veces mayor que el del VIH.

Otra cosa que sabemos es que el Sars-CoV-2 si es capaz de modificar su código genético. En otras palabras, este es un virus que puede mutar. 

Sin embargo, el nuevo coronavirus tolera un número limitado de modificaciones en su material genético. Los cambios importantes en la coordinación de la multiplicación generan errores que le impiden completar su ciclo. Y eso es lo que parece ocurrir con el Sars-CoV-2. La mayoría de las mutaciones que suceden en su evolución son mínimas y no alteran la estructura del virus, mientras que la mayor parte del material genético sirve para controlar su multiplicación.

Las decenas de miles de secuencias genéticas del virus obtenido de pacientes con Covid-19 en todos los continentes, comprueban que este tolera muy poco las variaciones. En resumen, es un virus que cambia poco. Hasta ahora, las pocas mutaciones observadas sirven más para decirnos cuál es el camino recorrido por el virus y nada más.

No es posible predecir la transmisibilidad del nuevo coronavirus, ni de otros virus basándose solo en la secuencia genética. Únicamente la observación de su transmisión entre las personas será capaz de esclarecer esta información. Y, hasta este momento, el patrón se ha mantenido.

¿Se encontró alguna modificación que alteró la capacidad del virus para transmitirse? Hasta ahora no. De hecho, las tazas de transmisión pueden variar en diferentes lugares, lo que parece estar relacionado con las condiciones sociodemográficas, la movilidad, el distanciamiento social y el uso de cubrebocas.

¿El Covid-19 tiene características diferentes en países diferentes? Tampoco. Los síntomas de la enfermedad descritos en China, en Italia, en los Estados Unidos y en Brasil son bastante semejantes. Los factores de riesgo vinculados a la enfermedad también son los mismos.

Todo esto quiere decir que estamos ante un virus estable, que es transmitido de forma semejante por donde se extiende, causando una enfermedad parecida en todos estos lugares.

A pesar de estar viviendo tiempos que se asemejan mucho a una historia de ciencia ficción, la verdad es que, en lo que respecta a la mutación genética, el enredo de la vida real no se asemeja al cine ni a la literatura: el nuevo coronavirus no sufrió mutaciones capaces de cambiar sus principales características durante el curso de esta pandemia. Si ello sucediera, sería un hecho sin precedentes.

Esper Kallás

Médico infectólogo, es profesor titular del departamento de enfermedades infecciosas y parasitarias de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo (USP) e investigador en la misma universidad.

 


* Artículo publicado originalmente en el diario brasileño Folha de S. Paulo (Sao Paulo, Brasil, 2/06/2020) traducido al español por Camilo E. Ramírez.