Acoso cibernético

 

 

por

Camilo E. Ramírez

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Debido a los cambios en las ciudades -que van desde las modificaciones en el diseño urbano hasta el aumento de la criminalidad- el ciberespacio se ha constituido, en gran medida, no solo en medio de búsqueda de información, sino en lugar de encuentro e interacción, por lo que ahora la gente vive las experiencias que antes tenían lugar en la calle, el barrio cercano, el parque, y demás espacios de encuentro, en alguna plataforma de la internet. Esto, por supuesto, lleva a cambios en las formas de interacción y subjetividad de la época, caracterizada por moldearse a las formas que la plata/forma (Facebook, twitter, Whatsapp, etc.) nos planteen para poner en relación entre  personas. Es decir, es la plataforma con sus características específicas las que van dictando qué y cómo ponerse en relación consigo mismo y los demás, por ejemplo, las palomas de recibido y visto de los chats del Facebook así como los de WhatsApp, crean un relación particular con el tiempo, la espera y la inmediatez, generando, en muchos casos, conflictos en las relaciones de amistad, de trabajo y de pareja.

Como era de esperarse, así como la cultura y la tecnología, son rasgos de lo humano, el crimen igualmente tiene su sello característico tanto dentro y fuera del ciberespacio. Con la dificultad de que es todavía muy difícil investigar la identidad del cibercriminal. Facilitándosele su tarea debido a que toma la información que los millones de usuarios le han proporcionado. ¿Y por qué los usuarios proporcionan información de manera tan sencilla, que después puede ser usada en su contra? Por un lado, se puede perder de vista que aunque la persona quien usa la computadora se encuentre en un lugar “seguro”, por ejemplo su casa o su trabajo, la internet y sus diferentes plataformas no son seguras. Al ser públicas están sujetas al uso que se pueda hacer de las fotos y textos que se publiquen. De ahí la recomendación que de igual forma circula por la red: “Si es algo privado no lo publique” Pues todo lo que está en la red es público y cualquier persona puede tener acceso y hacer uso o abuso de la misma. En la mayoría de los casos de acoso cibernético fue el mismo usuario el que proporcionó la información que ahora usan para atacarle

Otra cuestión de fondo que hace que se comparta tan fácilmente información en la red, se debe en gran medida a una especie de autentificación de identidad (¿Quién soy?) que se cree que la misma publicación en la red hace: si  lo publico, existo, soy, es decir, se trata de compartir el espacio privado, solo que al hacerlo éste se convierte en público, y empezará a circular de otras formas, sobre todo para quien desea acosar o realizar un cibercrimen (robo de identidad, fraude, etc.) en dicho contexto. Esto, por supuesto, no lo inventa la internet, ya que el compartir información existía desde antes, sino lo que hace el ciberespacio es potenciarlo al por mayor, promoviendo la publicación de cosas del ámbito privado, poder llegar de manera viral a millones en cuestión de segundos.

Algo muy elemental a tomar en cuenta es que si la identidad postmoderna se caracteriza por una transgresión de lo privado en lo público, como contexto subjetivo, entonces hacernos la pregunta de, ¿A qué intereses obedece el hecho de sentir la imperiosa necesidad de publicar cuanta cosa suceda, incluso bajo el riesgo de ponernos en peligro debido a información personal y familiar, para terceros desconocidos? Una primera pista la podemos encontrar en una “pesca” de información de instituciones bancarias y de mercado en relación con los motores de  búsqueda, es decir, el supra-sistema monitorea algunas palabras claves de correos y demás producción escrita y gráfica, a fin de hacer un “folder” virtual de historial de búsqueda para ofrecernos precisamente lo que andamos buscando, una especie de “Ángel de la guarda” cibernético, razón por la cual se confía casi ciegamente, pues promete hacer la vida más sencilla, pero sin considerar el reverso criminal de la misma situación que nos prometía confort y placer, cuando algo de esa información “se filtra” y toma otros usos y horizontes.  

 

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