¿Me divorcio o no?

 

por

Camilo E. Ramírez

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Hace unos días, en una reunión con amigos, alguien me propuso contestar esa pregunta, pidiéndome dar algunos elementos que ayudaran a reflexionar al respecto. A continuación transcribo algunas de las ideas comentadas. La primera pregunta que se me hizo fue: “¿Por qué la gente se divorcia?” A lo que respondí, que al contrario, la pregunta correcta que tendríamos que hacernos para poder responder a dicho cuestionamiento era plantearnos, ¿Por qué la gente, en principio, se junta/casa/encuentra/enamora....(junto a un largo etcétera)? (Algunas claves pueden consultarse en Freud. S. Sobre un caso particular de elección de objeto en el hombre; Verhaeghe, Paul El amor en tiempos de la soledad) Ello nos abre un panorama, personal y familiar, incluso cultural, sobre las razones y motivos por los cuales alguien decide pasar del noviazgo al matrimonio en nuestra cultura y de reversa.  Y que, en algún momento, bajo ciertas condiciones y experiencias, considera la posibilidad (y/o la lleva a término) de divorciarse. ¿Por qué casarse?, en general. Y ¿Por qué con esa persona en particular? Dos preguntas que llevan a la reflexión y a una toma de conciencia a quien piensa en casarse. Pues eso de “el amor” es ciego y no implica pensar, es una forma de “Tabu” de no poder reflexionar al respecto, como si eso al pensar sobre el amor se le estuviera restando importancia al “senti-miento” del amor, cosa por demás absurda.

Retomando el cuestionamiento de ¿Me divorcio o no? Queriendo poder tomar una decisión, digamos, adecuada. Aunque ello es algo difícil de precisar, porque solo la vida va confirmando una decisión pasada, volviéndose a veces un espejismo, lo que creí que era lo mejor no lo fue, y viceversa, eso implica vivir y decidir: asumir el riesgo al cambio. Aunque para muchas personas, ya el casarse estuvo mal. Humor negro que de igual forma enseña algo sobre las relaciones.

El/la casado/a considerando a divorciarse podría partir de aquello que en la relación le está planteando/sugiriendo la posibilidad de separarse. Pero considerando una diferenciación radical y necesaria: ¿Los motivos por los cuales se está considerando divorciare parte de algo experimentado en la esfera del amor? (Ya no lo/a amo, no experimento amor alguno, no quiero ya estar con esa persona, etc.) o de dificultades propias de la interacción, derivadas de diferencias, mal-entendidos, confusiones, etc. propias de cualquier vínculo humano, que de igual forma pueden ser muy molestas, pero no alcanzan a poner en duda el amor que se tiene sobre el otro, y además el deseo y el amor experimentado, por querer estar con esa persona, no se pone en duda, se sabe, se siente, se tiene la certeza, de no querer estar casado/a con nadie más. Si esa es la cuestión, cuando se abordan, resuelven y más o menos las diferencias y malos-entendidos y se llega a un acuerdo, la idea de divorciarse/separarse, desaparece. Pues lo que estaba pasando era que la idea del divorcio  era una forma de “poner fin” a la molestia. Lo mismo encontramos que les sucede a muchas parejas de novias que “cortan” y regresan muchas veces, pues lo que se desea no era terminar la relación, sino crear un espacio y/o sacudida para posibilitar algo en sí mismo/a o en ambos.

Si, por otro lado, al arreglas las diferencias y volver a “estar bien” sin tanto conflicto, la pareja o un miembro de ella sigue pensando en divorciarse, a pesar de que ahora se “llevan muy bien”, y eso se sostiene un tiempo prolongado, ya no como problema sino como el estado constante de la relación, se podría considerar la posibilidad de que quizás ya no se desea estar con esa persona. Pues no es lo mismo querer salir corriendo ante la primera dificultad a que la relación no de “ni para tras ni para adelante”, pero haya demasiada estabilidad, pero no hay amor, ni ganas de compartir la vida con el otro. En ese caso la decisión parece más clara. Inclusive hay algunas experiencia matrimoniales en las que se pueden rastrear ciertas situaciones en el noviazgo que indicaron en el noviazgo –pero no se quiso hacerles mucho caso, debido a que el noviazgo y matrimonio son convenciones sociales que alguien asume sin ninguna reflexión ni conciencia, solo hace lo que sigue- que algo desde la unión no estaba en relación con el amor, sino con el confort y/o la esclavitud del otro. Y que cuando eso cambia (del otro, de mí mismo, de la forma de llevaros, la salud, el dinero, etc.) entonces algo se acaba. 

 

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