Psicoanálisis itinerante
Un espacio para escuchar y responder desde la singularidad de cada vida y experiencia
Recibida 8/08/2017
Buenas tardes. Me dedico a la docencia desde hace más de 20 años. Siempre he dicho que es la más grande satisfacción de mi vida, ¡me encanta enseñar! Pero desde hace a varios años, encuentro cada vez más difícil, poder realizar mi trabajo, cada vez es más difícil que los alumnos nos hagan caso, que sus padres participen en la enseñanza de sus hijos, además de que cada vez más estamos los profesores llenos de trabajo administrativo: tener que cumplir con los tiempos del calendario y las evaluaciones, en realidad se van llevando nuestras ganas de trabajar, de vivir nuestra vocación. Sé que es algo difícil, que es complejo todo esto, pero me gustaría saber su opinión al respecto, qué me recomendaría hacer.
Gracias
Atte. Profra B.
Comentario
Profesora, gracias por sus letras, cargadas todas ellas de experiencia y saber. De inicio, más que decirle algo en la línea de una recomendación sobre qué hacer, le felicito por sus años de labor en la enseñanza, así como por dar cuenta de sus experiencias en este espacio, dirigiéndome algunas preguntas, que trataré de responder.
Efectivamente como usted bien dice, las experiencias en la escuela, en particular en el aula, en la relación con nuestros estudiantes, nos hacen tomar noticia en carne propia, de los cambios en las formas de pensar la educación, el lugar del docente y el estudiante, así como la transformación en el lazo social con los referentes de autoridad que otrora funcionaran como organizadores (padres, maestro, profesor, médico, político, etc.) Estamos viviendo cambios a todas las esferas, en la forma de organización social más amplia, la forma de ejercer la política, de trabajar, de hacer negocios, de organización familiar, del amor de pareja, así como, en lo que nos ocupa, el campo educativo: hoy más que nunca no es posible ejercer la docencia, ni el aprendizaje -del lado que toca al estudiante, con los referentes culturales que otrora funcionaran de alguna u otra manera (ese pacto social amplio que existía entre generaciones, entre adultos respecto a la educación) gracias a lo cual hoy los profesores requieren re-inventar su forma particular de generar deseo por el conocimiento y lazo con sus estudiantes, ahí donde está un lenguaje y mecanismo industrial del conocimiento, una pura presentación y evaluación del material expuesto, como propuesta educativa imperante en la actualidad, junto al hueco de la tradición que antes bastaba con que alguien ocupara el lugar de docente, para automáticamente ser heredero/a de una investidura de autoridad, respeto y saber, que permitía ejercer la labor. Desde hace más de 50 años esa figura ha ido desgastándose, cayendo, con los correspondientes efectos en el campo educativo, en particular el cuerpo del docente, de ahí muchos de los malestares físicos y de salud que los maestros como efecto de no poder realizar su función básica: enseñar.
Ahora que habla Ud. de vivir su vocación, voy a ser un poco más práctico: toda vocación es un encuentro personal con algo de un objeto que nos sacude, nos hace vibrar de deseo por saber/dedicarnos a tal o cual actividad, no es algo que podríamos simplemente dejar de lado y hacer otra cosa, es algo vital, algo fundamental, que da sentido a nuestra vida, la expande, la amplifica. Son cosas que al tiempo que no podríamos dejar de hacer, precisamente porque responden a un deseo más profundo, no es algo sensible, que de un día a otro cambia, que se puede intercambiar o poner en serie con otro trabajo, sino algo fundamental. Bueno, algo así, es que puede ser tomado para recuperar, al tiempo que se reinventa una nueva forma de circular (enseñar) hoy en la docencia, ya que muchos de los docentes y escuelas con las que colaboramos gustan hacer un elogio nostálgico del pasado, de la tradición, esa que mencionaba anteriormente, que facilitaba la función de enseñar, pero que también –tenemos que reconocer- obstaculizaba el desarrollo de la crítica, la inventiva, la responsabilidad ante uno mismo, precisamente por ser heredera de las dictaduras, del pensamiento obscurantista y dogmático religioso, del sujeto disciplinario, de la uniformidad de cuerpo y alma, y demás etc etc., sin por ello plantear algo en el presente.
De ahí mi propuesta: tomar ese fundamental, ese innombrable de nuestra vocación como docentes, ese sentido que al hacer/sabe y encuentra, pero haciendo una operación nueva, algo que usted pueda inventar dado los alumnos y padres que tiene actualmente, pero no viéndolos como errores u obstáculos en su labor, porque ello nos lleva –me parece- de regreso al lamento actual y a la nostalgia infecunda del pasado, la cuestión sería ¿Cómo voy a mantener e inventar un lazo social nuevo con mis alumnos, primero para ud misma- algo de esa pasión singuoar de su vocación, aún y en ese contexto que experimenta, para ponerlo después en relación con sus estudiantes? De ese recorrido, podrá ir inventando nuevas formas de enseñar, al tiempo que se re-crea como maestra en cada acto, en cada gesto, en cada clase, no con las garantías inexistentes previas, de saber si “algo funcionará o no”, sino de una apuesta y riesgo, que permita conocer, escuchar al otro y así misma.
Saludos
Atte. Camilo E. Ramírez
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Recibida 23/07/2017
¿Por qué a veces no se busca ayuda? Me refiero a atención psicológica ¿Por qué es tan difícil para una persona cambiar? ¿Reconocer que tiene un problema?
Comentario
En el contexto actual, tiempo de la exaltación del propio "yo", "mío", del "auto" (auto-estima, auto-conocimiento, auto-comprensión) padecer un problema, para más de uno/a, puede sufrirse como una "herida" doble: por el problema en sí y la cuestión de que se cree que no se debería de tener, ya que eso indicaría que no se es lo suficientemente hombre o mujer, que no se tienen capacidades o habilidades, que no se manejan bien esos temas, por lo tanto buscar ayuda es visto como signo de debilidad, de ahí que se haga la negación y se prefiera sufrir solo/a por orgullo, añadiéndose ésto al sufrimiento que produce la problemática específica.
Cada experiencia, cada persona se encuentra con sus propios obstáculos. El sufrimiento también funciona en otros momentos como protección para otras cosas. Por eso un problema se instala y dura tanto: por la función de protección para alguien, "gracias a ese problema siempre soy víctima del otro y de las circunstancias" Pudiendo siempre repartir (depositar) culpas en alguien más, entre muchas otras cosas para cada quien.
Saludos
Atte. Camilo E. Ramírez
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Recibida 20/07/2017
"Mi madre falleció hace algunos meses. Y desde entonces no puedo dormir. Además siento mucha culpa sobre su muerte. Gracias por su respuesta"
Comentario:
Mi más sentido pésame por el fallecimiento de su madre. Es una experiencia que, sólo quien está viviéndola, puede dar cuenta de lo que es, lo que significa, lo que implica, esa pena. Cada experiencia, cada vida singular, cada pérdida es única e irrepetible. Y desde ahí, podemos decir que no hay patrones, ni formulas, ni recetas de qué es y que no es, como vivir, atravesar por dicha experiencia de vida. Cuando decimos, "te entiendo", "a mi también me pasó lo mismo", estamos colocando una experiencia singular, que es única en la vida de alguien en una noción general y/o universal, lo cual no es cierto, ese "...me pasó lo mismo" es una cordialidad, que si bien se agradece, no puede ser tomada como lo que dice "lo mismo". En ese sentido, solo usted puede dar cuenta de lo que representó su madre para usted, lo que implicó tenerla, ser su hijo (la vida es la condición -todavía- de la filiación) perderla, transformar la relación con su fallecimiento.
Cuando un ser querido muere nos plantea, además de esa experiencia y sufrimiento particular, un enigma: ¿Cómo vamos ahora a convivir con esa persona, con esa experiencia? Podríamos decir que comienza el tiempo de la memoria, de rememorar, de volver a vivir con sus recuerdos, con sus fotos, videos, escritos, con sus posesiones, su ropa...con todo eso que deja. Nos podemos volver un poco o un mucho, arqueólogos de la vida de nuestro ser querido, al tiempo que inventamos para nosotros, una forma de lidiar con ese dolor. Que por momentos padece de nostalgia (mostos: regreso, retorno, algia: dolor) dolor por un retorno, por un regreso.
La culpa, esa que también es singular, ¿Cómo es en su experiencia? ¿Culpa de haber hecho o no realizado....?...La muerte es un corte en el tiempo, en la vida, todo el tiempo hay esos cortes, limites en la existencia, violentos, agresivos, que marcan un antes y un después, pero a veces no se ven, no se localizan con claridad, mucho de ello lo produce la sensación del tiempo, de la rutina, de la ilusión de seguridad y permanencia...Más que liberarnos de la culpa, que alguien nos diga, "no, no tienes la culpa" o que no la reafirme, "si, tu eres culpable de tal o cual cosa", la culpa es un efecto de algo, un mensaje -podríamos decir, que nos revela algo sobre nosotros mismos y la relación con las cosas, con las personas. Para des-afectarnos de ella, es posible siempre y cuando, respondamos en primera persona, no repartiendo culpas o justificándonos, explicando tal o cual cosa como si fuéramos agentes pasivos de nuestras vidas. Incluso la culpa misma se resuelve respondiendo por aquello que uno dijo o realizó, disolviendo su "persecución", señalándonos desde otro lugar, retornando, mirándola de frente y diciendo, "pues si, eso hice, eso dije...porque" explicando y asumiendo un papel activo.
Saludos
Atte. Camilo E. Ramírez
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Recibida 8/07/2017
"En la escuela se quejaban mucho de la conducta de mi hijo, decían que se portaba mal: que no hacía caso, pero eso no lo vemos en la casa. Cada semana nos decían que sucedía algo nuevo. Siento que las maestras ya se quejaban por cualquier cosa que hacía; me decían que hablara con él, que yo y su papá debemos de poner más limites, hacer algo. La verdad es que con nosotros nos obedece a la primera, no tenemos ningún problema con él. ¿Qué nos puede recomendar? Gracias"
Comentario:
Desde hace ya varias décadas, es práctica común de muchas escuelas y colegios, mandar reportes (Avisos, los hay en varios colores) a los padres, respecto al comportamiento de los alumnos. Los hay de conducta, aprovechamiento escolar, entre otros. En algunos casos incluso se solicita la presencia de los padres para una junta con maestros y directivos de su hijo/a, y personal de consejería o psicología, para hablar al respecto.
Debido a que el lazo social -el pacto, podríamos decir- entre los adultos respecto a los niños y alumnos, se ha terminado, se ha roto, el cual consistía en que los adultos consideraran ciertos principios básicos de formación y disciplina, tanto en casa como en la escuela, haciendo funcionar tanto a los padres y a los maestros, ambos ahora, se ven confrontados con la conducta de niños y adolescentes, quedando rebasados, “¡No sabemos qué hace ya él/ella!” –exclaman. A partir de tal desconocimiento del otro, requieren que alguien más no solo les interprete (señales de alarma, que significa tal o cual cosa, como puede resolver un problema, etc.) lo que sucede, sino les asegure lo que pasa y lo que hay que hacer. Ello incluso en la medicina es variable, pues cada diagnóstico se expresará de manera particular en la vida de una persona, en ese sentido también la medicina, como la docencia, es un abordaje caso por caso. En psicoanálisis consideramos que una dificultad, un "síntoma" más bien es una expresión de una singularidad que requiere ser reconocida, una forma de existir, para a partir de ello, crear algo.
Como en toda práctica, a pesar de que en muchas situaciones puede mover una intención de querer ayudar al estudiante, se han producido excesos de detección (sobre diagnosticar) y referencia, por lo que siempre hay que tener claro:
a) Qué es lo que ha estado sucediendo en concreto con su hijo/a, aquí deben describirle lo que hace, no el juicio moral, psicológico, etc. de lo que la escuela, el docente o el psicólogo cree que le está pasando.
b) Cuáles son las medidas y estrategias didácticas que como maestros van a tomar, sea el caso, cuando el estudiante este en la escuela, ya que la estrategia no puede consistir solamente en detectar y referir al profesional, la escuela y el docente siempre pueden implicarse en lo que le sucede a su estudiante, ya que –como usted comenta, las dificultades que ellos mencionan se presentan ante el maestro. ¿En qué materia? ¿En todas las clases? ¿Con todos los maestros? ¿Hay alguna materia en la que no se presente lo que dicen que hace o dice? Esto es de vital importancia saberlo, ya que la tendencia es a tipificar un problema en el estudiante y generalizarlo, descontextualizando tanto el lugar, la situación y las personas ante las que hace tal o cual cosa; y de paso muchas escuelas, se des-responsabilizan de su papel formativo.
c) Si tanto en la escuela como en la consulta con profesionales (psicólogos, psiquiatras, neurólogos, psicoanalista, etc.) solamente le describen con términos técnicos lo que “tiene” su hijo/a y lo que debe de hacer, y a usted no le queda claro, puede –y debe, si así lo decide- pedir que le expliquen a detalle lo que sucede y como poder colaborar con eso.
Es de vital importancia considerar que más allá o más acá de los términos y/o diagnósticos (psicológicos, neurológicos y psiquiátricos) que le puedan dar para nombrar eso que se dice tiene su hijo/a, la función de la escuela y la educación, tanto en casa como en el plantel educativo, no debe funcionar a través de la coerción, la vigilancia y el control (“¡que se le quite lo que hace!, ¡Que ya no haga eso porque si no lo vamos a correr!”, etc.) sino a través del conocimiento y comprensión de lo que está sucediendo en la situación singular. Una vida, como un problema en la escuela, no es una categoría, un concepto, un conjunto de sañales de alarma, una sospecha con pies y cabeza, un diagnóstico, sino una vida que, de pronto, se le presentó una experiencia, única e irrepetible, que requiere una escucha y observación, atentas al detalle de lo que está sucediendo, y no “meter” todas las experiencias en una sola tipificación, “problemas de conducta”, “bullying”, etc. gracias a lo cual se pierde la riqueza de la experiencia singular... ¿A qué obedecerá lo que hace o dicen que hace su hijo? ¿Qué causará, detonará en su caso singular, lo que hace o dice?
Saludos
Atte. Camilo E. Ramírez
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Recibido 5/07/2017
"¿Qué es lo que debo hacer para resolver un problema de pareja? Hay tantas sugerencias, cada vez que le platico a alguien, me recomienda una cosa diferente. Ya estamos desesperados.
Muchas gracias"
Comentario:
Las recomendaciones que alguien da, surgen de cómo-ven-ellos-las-cosas, como dice la sabiduría popular "cada quien habla como le va en la feria", aunque puedan darse con las mejores intenciones, son respuestas generales para preguntas particulares, como las que usted se ha hecho sobre usted o su relación. Ya que cada problema, así como su posible solución, solo podrán encontrarse en la singularidad de cada experiencia, persona, vida y pareja. Un gran problema es cuando se dan "estilo receta" sugerencias de qué hacer y qué no hacer ante tal o cual situación.
Pero, y si cada situación es única e irrepetible e implica de manera particular a quienes participan en ella, ¿cómo puede venir una "solución" desde un principio general? Hacer eso, implicará -en más de un sentido- forzar a la persona y relación a tener que ajustarse a patrones generales o de otras personas sobre qué hacer y qué no hacer, entonces cada pareja se adapta a algo, durante un tiempo hasta que "eso" sugerido o recomendado, se desgaste y fastidie, en lugar de responder de manera personal ante lo que sucede, creando "SU" solución para ello.
¿Qué es lo que sucede a lo que se le llama, problema? ¿Qué es una pareja para usted? ¿Qué implica tener o participar de una relación? Esa desesperación de la que habla, ¿Es una posición de espera a que se solucione algo a modo? ¿Qué se piden? ¿Qué esperan cuando esperan?
Seguir las pistas particulares, los detalles de lo que decimos e imaginamos, posibilita de inicio, conocer a qué nos referimos cuando expresamos, “tenemos un problema de pareja" (¿Con la que tenemos? ¿Con la qué desearíamos tener? Encaminarnos a saber ¿Qué nos dicen (revelan) nuestros problemas "de pareja" sobre la relación, incluso sobre su posible solución o disolución, tanto del problema como de la pareja en sí, implica siempre un riesgo, una apertura, una apuesta y una creación. Ya que si lo que les han dicho no les ha permitido encontrar algo en la línea de la solución de su problema, entonces hay que inventar la solución, más que buscarla como “algo ya existente”.
Saludos
Atte. Camilo E. Ramírez
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Vidas cualificadas
por
Camilo E. Ramírez
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La idea de "calidad de vida" que es mencionada en diversos contextos (educativos, médico-hospitalarios, de mercado, político-social, etc.) consiste en ser una reducción de una noción tipificada de lo que debería de ser/tener/decir, etc. una persona para tener calidad en su vida, así como también valor, belleza, confort, éxito, etc.. Es decir, para que una persona posea calidad de vida, debe realizar ciertas acciones, ofrecidas desde una cierta forma de ver la vida y la moralidad. El sujeto que logra "encajar" en esos patrones, será aceptado como persona en ese lazo social determinado. En ese sentido para poder pertenecer, hay que entrar por la puerta de la alienación: dejar su singularidad afuera.
Ocurre a todos los niveles y contextos, se ofrecen nociones, actividades, gestos, de lo que es considerado a priori como normal/anormal, sano/enfermo, bueno/malo, sin la menor reflexión de su construcción histórico-social, ideológica, incluso pensando en el absurdo de absurdos, que la medicina, el derecho o la psicología son simples herramientas, competencias bien intencionadas, campos des-ideologizados, cosa por demás inexistente, pues se trata también de formas de pensar, de conceptualizar a los humanos, de entrar en relación con, de definirlos, tratarlos, etc. de reducirlos a concepto, cifra o cuadro.
Por tal, a la noción de "calidad de vida", que ofrece patrones únicos y rígidos para todos, es posible oponerle el de "vida cualificada", la cual opera de una manera única y diferente para todos: usted tiene una vida, y después, se ve confrontado/a/invitado/a a inventar su cualidad, a darle su sello particular; en esta noción de vida cualificada, cada sujeto crea algo y responde ante lo creado.
Partiendo de aquello imposible decir/hacer/crear...se pone en marcha una invención, una relación singular y subjetiva, con su existencia, que no admite ser sometida/medida a nociones "tipo"; pues una vida, el sentido de su vida, el sentido de su sufrimiento, de su malestar, no puede ser una categoría, un concepto, una descripción del deber ser, de un trastorno mental, educativo o social, sino una experiencia, que si trasladamos al contexto, único e irrepetible, del testimonio, puede mostrar-nos algo de "eso" que no tiene lugar en la nomenclatura, en el casuística, en la cura tipo, y que es justamente la materia prima, para inventar una vida singular, una vida cualificada.
Del sufrimiento a la posibilidad creativa
por
Camilo E. Ramírez
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El psicoanálisis es siempre la cura del singular, del uno por uno; no admite comparaciones ni pasos a seguir a manera de un manual o protocolo estandarizado. Es una cura que apuesta a la singularidad, es decir, a la no comparación ni homologación en base a criterios “universales” ya establecidos previamente y que se aplican a todos por igual.
De la misma manera, el psicoanálisis no es una psicoterapia en el sentido de adaptar al sujeto a una forma particular de ser, de vivir o de hacer, sino de poder, a partir del sufrimiento que se despliega siempre en una historia, poder entrar en contacto con la propia verdad, con el propio deseo, al tiempo en que cada cual, al tomar noticia de la llamada de su deseo, de su vocación singular, puede dar cuenta y responsabilizarse de sus decisiones y creaciones.
La cura analítica no es el psicoanálisis llamado ortodoxo -que por cierto no es la creación de Freud- ni la psicología del yo, los cuales son verdaderos sistemas establecidos para defenderse del deseo, para pretender-se reducirlo, operacionalizarlo, medirlo; desde esas perspectivas la verdad de alguien es una categoría, un concepto, una tabla, una norma, un diagnóstico: algo que le es dado desde afuera, que le define y que es la puerta de entrada al tratamiento, que igualmente le exige sometimiento, fidelidad. El objetivo del paciente es poder “ser como” el modelo que el psicoterapeuta encarna. De ahí el efecto obsesivamente de dichos tratamientos, de las clases, seminarios y supervisiones de ese modelo: obsesivisan al otro al punto de la inhibición, no se puede hacer nada si no pasa por el “aval” de LA teoría y LA técnica, que se piensa universal y que encarna, por supuesto, la figura del maestro y supervisor sádico-obsesivo, quien renunciando a la verdad del deseo, a ido a buscarla a una especie de discurso industrial al cual le hace decir más de lo que en realidad dice, le adjudica la verdad, el "bien hacer".
Por su parte el psicoanálisis, aquel creado por Freud y desarrollado por Jacques Lacan, consiste en ubicar al inconsciente no como un peligro, del cual hay que defenderse, sino como posibilidad creativa, y al síntoma, como la llamada del deseo que se habita, un deseo que llama y que revela algo de la verdad que se porta, y del cual no se sabía, o aún sabiéndolo, se le había dado la espalda. El inconsciente como eso que habla, que revela, que muestra…una verdad, nunca igual a la de alguien más, sino única.
Lo raro es lo humano
por
Camilo E. Ramírez
"Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos"
José Saramago
Lo raro, "eso" a lo que algunas personas e instituciones llaman raro, por extraño o diferente, que escapa a las formas previas de conceptualización, visión y disposición de quien intenta atender, educar o enseñar, a menudo encasillado bajo categorías o términos psicológicos y/o médicos, algo imposible de operacionalizar, medir o cuantificar, posee un sentido y razón de existir, una lógica para cada quien. Poder advertir el sentido y significado de tales experiencias, es permitir-nos, de inicio, ser interrogados y enseñados por esas formas diversas y únicas, presentes en cada uno -ya que lo raro es lo humano- en lugar de que sean solamente tipificadas como estorbos en el proceso de adaptación a un patrón exterior que aspira a homologar y cartografiar a lo humano bajo principios categóricos únicos y universales.
Pasar del enjuiciamiento (teórico, educativo, etc.) al ejercicio de plantearnos algo, sobre dichas experiencias -a veces basta con una sola cosa- por ejemplo, ¿A qué apunta esa experiencia? ¿En qué sentido nos interroga a todos lo que ahí sucede? y muchas otras más. A fin de poder seguir las pistas singulares de dichas experiencias, para crear algo a partir del malestar, la queja y el sin-sentido que pudiera generarse.
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Ramírez, C.. (2017). Lo raro es lo humano . 2017, de Psicoanálisis Itinerante Sitio web: http://camiloramirez.com.mx/index.php/atencion-psicologica/articulos
PSICOANÁLSIS: curarse, hablando
por
Camilo E. Ramírez
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El sujeto del que se ocupa el psicoanálisis es el sujeto del Inconsciente, sujeto que se hace decir (metafórica y metonímicamente) en los síntomas, en los sueños, lapsus, olvidos, chistes y problemáticas que se van padeciendo y arrastrando durante la vida…sujeto que se teje en su lenguaje, del cual el individuo experimenta no saber nada, aparece la duda sorprendiendo: ¿Qué me pasa? ¿Por qué me sucede siempre esto? ¿Qué puedo /debo hacer ante lo que se me presenta en la vida? Deber, no en tanto, orden venido desde afuera, ajeno a mí, sino como posibilidad de solución.
Desde tiempos inenarrables la palabra ha sido, además de herramienta, bálsamo sagrado: expresión de conjuros (maldiciones, bendiciones) símbolo, elemento curativo que calma y construye realidades; vehículo y herramienta del pensamiento, hacedora de sentimientos. Las palabras tejen realidades, incluso algunas tribus sudamericanas utilizan la misma palabra para designar hilo y lenguaje, pues “el tejido no es otra cosa que un texto” (Ana Baños, revista Textura, 2006) Así, habitados por el lenguaje, las palabras nos arropan y nos van tejiendo e hilvanando; nadie las posee, solo son, nos pre-existen y construyen, lo mismo que nos enredan y desenredan.
El psicoanálisis -inventado por Sigmund Freud- hace su descubrimiento e invención a partir de LEER en el cuerpo, los sueños, las fantasías, los olvidos, los errores al hablar, los padecimientos… otros sentidos cifrados; planteándose la cuestión central de que dicen cosas, comunican algo, pues portan un decir, que quien lo porta no sabe nada; sino más bien, titubea, flaquea, busca y no encuentra. A eso que expresa un Saber, sin saber que se sabe, le llamó Inconsciente. Por lo tanto “El Inconsciente es un Saber estructurado como un lenguaje” (Jacques Lacan) lenguaje, al que puede írsele encontrando su forma de tejido particular, el cómo se articula en la producción de lo humano: la subjetividad compartida, la forma de ser, pensar, la identidad, etc.
Si al hablar se tejen realidades que expresan lo que se vive y padece, se piensa y se siente; lo que se desea hacer, es sobre ese tejido del decir, que el cuerpo también participa, expresando sentidos, así como ha dicho Freud sobre el soñante “Es como si soñara en otra lengua” (Interpretación de los sueños, 1900) una lengua hecha de imágenes y secuencias, con la lógica de una metáfora y metonimia particular, en donde en los sonidos de las palabras que van tejiendo la narración del sueño “resuenan” otros sentidos cifrados en las mismas palabras, como al decir “Sueño con una mecedora a un lado mío, entonces hay tres personajes, pero es como si hubiera uno solo…” se identifica el “Me-cedo aún y tres personajes” Ese sentido, aparece por un giro de sentido producto de la multi-significación de las palabras, hechas sonidos que se enlazan (tejen) a otros, como en los chistes y el humor: un elemento sugiere (sorpresivamente) otro, produciendo la risa y el sentido que ya estaba contenido en la frase, pero porque no se le había leído de esa forma, no se lo había visto, como el Saber Inconsciente, que está en la superficie cifrado articuladamente, y que puede leerse; eso es la Asociación Libre: un ir tejiendo sorprendiéndose con lo que “se va” tejiendo como sentido encontrado, que resuena; puesto que al hablar también escuchamos, “nuestro” decir se vuelve algo aparte, es el decir que me comunica algo, como la experiencia de ir hablando y hablando y que nos vayan “cayendo los veintes”.
Al ocuparse el psicoanálisis del sujeto del Inconsciente, que porta un Saber que es un lenguaje que el sujeto no sabe (ignora) y que precisamente “el hacer consciente” implica tomar nota del mensaje cifrado (tejido) en los sufrimientos, los sueños, los dichos, los olvidos, los errores…es que se introduce una nueva forma de escuchar: ya no se trata de escuchar (interpretar) los procesos del organismo, el estado de su anatomía, los signos y síntomas, como expresión de una enfermedad, sino de escuchar un cuerpo que se hace decir, expresa y habla de una forma particular –es un lenguaje- y que para cada cual será diferente. Por ello el psicoanálisis no puede reducirse a formulas y explicaciones generalizantes de lo humano (explicaciones estadísticas, neurológicas y genéticas) sino al estudio y escucha del caso por caso: el ir tras la escucha del mensaje deseante que se cifra de una manera singular en el cuerpo, los sueños, la fantasía, los olvidos, los lapsus, los chistes, el pensamiento, el hacer y el decir.
El Whatsapp y la inmediatez
por
Camilo E. Ramírez
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“Jamás olviden que nada de lo tocante al comportamiento del ser humano en tanto sujeto,
puede escapar del sometimiento a las leyes de la palabra”
Jacques Lacan
Los sistemas de comunicación participan, organizando nuestras interacciones. Esto plantea que las formas de interacción se producen y modifican por efecto de un sistema –como una aplicación o programa- y ya no sólo como un cambio ideológico, de mercado y/o político. El tiempo, la espera, y por lo tanto, la esperanza, se ven modificadas por la inmediatez de la interacción a través de los diferentes dispositivos móviles.
Desde el mismo lenguaje, la comunicación humana, se ve afectada por una condición inherente al mismo: el malentendido. Oyente y hablante tienen la sensación que lo que se dice nunca es totalmente lo que se entiende, siempre hay algo que falta o rebasa, “El sordo no oye, pero bien que compone”, advierte la sabiduría popular. ¿Acaso hay humanos que pueden escuchar de manera pura, sin ser “el sordo” que oye y compone? Si ese humano habla, diríamos tajantemente que no, no puede escuchar de manera pura el mensaje del otro, pues el mismo lenguaje está estructurado como un malentendido. Y, además, una vez que reconocemos ese malentendido de sentido inicial como estructura de la comunicación, ¿Desde dónde se compone aquello que se cree (escuchar) que dice el otro?
Hace tan solo unos años la gente llamaba a las casas, y en caso de no estar el destinatario, se tenía que dejar recado, iniciándose la espera hasta que la persona en cuestión regresara para saber el mensaje. Posteriormente los bipers o radio-localizadores acortaban el tiempo que tenía que esperar el recado hasta ser entregado: se recibían los mensajes casi al instante en que eran enviados, entonces el destinatario buscaba el teléfono más cercano para reportarse. Posteriormente, con el desarrollo de las telecomunicaciones y la reducción de costos, un número mayor de personas tuvieron acceso a adquirir un celular, que en pocos años ya contaba de manera integrada con el servicio de mensajería. ¡Adiós a los cinturones repletos de aparatos: celular, bipers, agendas tipo palm!
En la actualidad el sistema de mensajería más empleado es el WhatsApp, su número de usuarios –como el de Facebook- rebasa el número de habitantes de muchos países. Desde su lanzamiento hemos sido testigos – y afectados- de diversas modificaciones en su lógica interna: al inicio se trataba de un simple sistema de intercambio de mensajes, donde el tiempo y la espera tenían un lugar, no se podía saber si se había recibido el mensaje o no, actualmente se puede saber no solo si se ha recibido, sino si se ha leído, con lo cual el tiempo de entrega y lectura, así como el de respuesta se consideran parte de la interacción. “Debo contestarle a mi jefe del trabajo al instante en el que he leído el mensaje, ya que si lo dejo en visto y me tardo, me resta puntos en mi evaluación de puesto”. Y que no decir de las relaciones de pareja, en donde la desesperación (“El sordo no oye…”) de quien envía el mensaje se acrecienta si el receptor no contesta, y peor si se puede saber que está “On line” y no contesta, ¿Nos ignora?, Siento tal acción u omisión, el lienzo blanco, cual pantalla de cine, donde se proyecten un sinfín de “películas” (“…pero bien que compone”).
La espera y la esperanza, junto a todo lo que podía tener lugar ahí (reflexión, hacer algo con la ausencia, aprender a calmarse, memoria…) se acortan y constriñen al grado de casi desaparecer, dejando a su paso una prisa desesperada por recibir y dar el mensaje adecuado, pues la prontitud del mensaje se toma como “prueba de amor”. Por otro lado, la transmisión de texto, imágenes y video, ha hecho también posible el contacto entre personas muy lejanas, acortando las distancias, posibilitando los encuentros y la colaboración, resolviendo problemáticas y dudas que anteriormente se habrían tardado días o semanas. Sin embargo, la inmediatez, aunque eficaz en ciertos aspectos, produce en algunos casos, modificaciones en las formas de relación, dejando al otro, más comunicado, pero al mismo tiempo más solo y acelerado.
Cinco preguntas sobre psicoanálisis
por
Camilo E. Ramírez
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Recientemente un grupo de docentes de secundaria, me hacieron las siguientes preguntas:
“Se dicen muchas cosas sobre el psicoanálisis, que si recordar la infancia es importante, que si se usa un diván, que si es un tratamiento muy largo y muy caro; que si está obsoleto, pero, nos podría decir 1) ¿Qué es el psicoanálisis? 2) ¿Para qué sirve? Actualmente hay muchos psicólogos y psiquiatras, en todos lados se habla de psicología, terapias y psicoterapias: terapia de juego, cognitiva conductual, modificación de conducta, hipnosis, terapia sistémica, terapia de constelaciones familiares…3) ¿Hay alguna diferencia entre estas y el psicoanálisis? 4) ¿En qué casos se recomienda el psicoanálisis?
Los interrogantes siempre nos hacen reflexionar y avanzar, no solo sobre nuestra labor psicológica, sino sobre el cómo transmitimos (lo logremos o no) lo que hacemos, y principalmente, cuáles son los efectos de dicha transmisión. A menudo los ámbitos de dicha transmisión comprenden grupos de estudiantes y/o personas con ciertas nociones sobre el psicoanálisis, interesados en el mismo (estudiantes de psicología, filosofía, letras, filósofos, sociólogos, artistas, etc.) lo cual, de alguna manera, podría facilitar hasta cierto punto la presentación y discusión de algunas premisas y contenidos sobre lo qué es el psicoanálisis, cómo sustenta su actuar en la clínica, hacia lo que señala su funcionamiento, digamos su lógica, sus aportes. Las dificultades -al menos en lo personal, ante estás cuatro preguntas- son, el exponer a un grupo de personas sin conocimientos o ciertas nociones (digamos teóricas y clínicas) sobre el psicoanálisis. ¿La clave? Partir justamente de los hechos de la vida cotidiana ante los cuales todos podemos reconocernos, ir de los asuntos a la abstracción teórica.
En 1901 Freud presentó un trabajo titulado Psicopatología de la vida cotidiana[1] donde abordó situaciones tan comunes como los olvidos, lo errores y confusdiones al hablar, al escribir, el cambiar una cosa por otra, etc. y cuatro años después, en 1905, se ocupa de investigar el Chiste y su relación con lo Inconsciente, el humor y la agudeza con aquello que no se quiere reconocer ¿Quién rechaza un buen chiste? ¿La risa?... Dichas producciones netamente humanas nos pueden dar la pauta para abordar nuestras cuatro preguntas.
Ello es difícil de encontrar (ninguna noción o referencia al psicoanálisis[2])al menos en lo que a occidente se refiere, pues toda la cultura a partir del siglo XX está impregnada de nociones psicoanalíticas: el significado y sentido de los sueños, el Inconsciente, la histeria, loslapsus lingues, ¡esos errores y deslices al hablar!; tales nociones son recogidas por la política, la sociología, las artes (literatura, cine, pintura, teatro, poesía, etc.) la sociología, la antropología, la historia, la historia de las religiones, etc. Por lo cual, al hablar de psicoanálisis es difícil no encontrar en el auditorio alguna referencia o imagen, por más vaga que esta sea, o al menos la referencia a la persona que tuvo el genio de escuchar e inventarlo: Sigmund Freud[3]. Estas pueden ser, desde los clásicos clichés: la foto de medio perfil de Freud, con el puro en la mano; la fotos de su diván, ahora expuesto en el Museo de Londres; y el psicoanalista posterior, congelado en su imagen, medio a la Freud o al intelectual subversivo, con lentes y barba, anotando atentamente todo cuanto la persona que está recostada en el diván va diciendo[4], o el “facia poker” impecable de la figura del psicoanalista Neoyorquino, como se le ve en muchas películas; las referencias más comunes sobre el Complejo de Edipo, como rivalidad y amor-odio entre los padres y los hijos, mismos que tendrán que renunciar a dichas relaciones incestuosas; así como la referencia al Inconsciente, como eso que no se dijo ni hizo pero que se quería hacer, ese sentido que se escapa en lo que se hace “sin querer queriendo”, etc. etc. Son tales, algunas referencias que se inscriben en la cultura, en lo que se dice todos los días y que dan forma a las nociones que se tienen del psicoanálisis. Lo lamentable es que tales figuras distan mucho de expresar lo principal del psicoanálisis.
A continuación se presentan (los intentos de) respuestas a cada una de las preguntas. Ya que al hablar, solo podemos hacerlo a través de un medio decir, algo siempre se queda corto o se pasa de lo que deseamos decir. Es parte de la experiencia humana, que como sujetos hablantes, tenemos: el malentendido en todas sus experiencias.
¿Qué es el psicoanálisis?
"El psicoanálisis no busca adaptar al suejto a la realidad,
sino más bien, mostrarle cómo es que eso que se considera realidad, surge"
Slavo Zizek
Sería, como en muchos casos, más sencillo iniciar diciendo lo que no es el psicoanálisis. El psicoanálisis no es una psicoterapia en sentido estricto, tomando en cuenta el sentido de la palabra “psicoterapia” pues no busca rehabilitar o enderezar algo que está “mal” o “enfermo”, que se considera “inadecuado”, “trastornado” o “anormal”; tampoco es una consejería o platicas donde se le dice a la gente lo que debe o no debe andar haciendo. El psicoanálisis surge por una pregunta clara, en el vacío de un saber, en la ausencia de una comprensión sobre que le pasaba a la histérica. La medicina de 1800, así como la de ahora, reducida (especializada) al estudio del funcionamiento particular de su campo, poco sabe del sentido y significado de lo que padece la histérica: pues la ha reducido a una paciente que finge sus dolencias; que va de medico en médico, sufriendo en su cuerpo dolencias, parálisis y anestesias diversas, considerara como una simuladora, pues al examinarla, descubrían que “no tenía nada” simplemente “estaba bien”. Freud se planteó el hecho de que, si supuestamente no les pasaba “nada”, era solo según el enfoque médico, por lo que decidió investigar, qué otros sentidos, es decir, a que otra lógica podrían obedecer sus padecimientos; al inicio tuvo la ocurrencia de que tal vez los síntomas histéricos (anestesias, parálisis, dolores, etc.) adscritos a ciertas partes y funciones del cuerpo (garganta, piernas, ojos, cabeza, etc.) podrían suceder porque el cuerpo estaba representado psíquicamente de una manera común[5], de tal manera que al entrar en conflicto con ciertas ideas o situaciones, se activaban ciertas representaciones o ideas relacionadas (enlazadas) con la zona del cuerpo, como por ejemplo la boca, la garganta, los ojos, etc. realizándose así, el pasaje de un problema o conflicto en lo psíquico al cuerpo (Umbsetzen) proceso llamado conversión.[6]
Al principio, se suponía que lo que ocasionaba tales síntomas era una vivencia traumática, algo muy difícil de entender y lidiar (teoría del trauma) después, el acento sobre la causalidad de los síntomas pasó a ubicarse en la fantasía; sin embargo se mantenía el descubrimiento de que los síntomas histéricos poseen sentido, son expresión –digamos encarnada, como un performance- de algo, dicen cosas, por lo tanto se puede leer algo en ellos, a la manera de un jeroglífico, pero desconocido para quien los padece. Y no solo los síntomas histéricos, sino también los sueños, los olvidos, los lapsus… ¡Todo lo humano! De ahí que el psicoanálisis, iniciado en la atención clínica de las pacientes histéricas, desborde hacia el conocimiento de lo humano en general; en ese sentido, lo que produce el psicoanálisis no es solamente un método, la cura psicoanalítica, sino una forma para investigar lo humano, lo humano constituido por lo Inconsciente.
¿Y qué es lo Inconsciente? Lo Inconsciente es un Saber que no sabemos, pero que podemos conocer. Se manifiesta cuando algo falla, cuando sorprende: cuando decimos o hacemos una cosa que no queríamos decir o hacer; cuando no entendemos sus razones, el sentido de lo que nos sucede, o sobre lo que soñamos, sentimos, sufrimos, cuando nos enamoramos y disfrutamos y padecemos todos los juegos del amor… son todas esas manifestaciones que nos muestran nuestra fragilidad y limitación: cuando las palabras no alcanzar a expresar plenamente lo que queremos decir, o lo que se nos escapa en la interpretación (malentendido) del otro; todo el embrollo que se produce por ser seres hablantes, como el hecho de asumir la imparable muerte.
Jacques Lacan, psicoanalista francés, lo expresó de la siguiente manera“El Inconsciente es una Saber estructurado como un lenguaje” En ese sentido, Inconsciente es un Saber, pero si entonces es un Saber, por qué no lo sabemos, decía Freud medio en trabalenguas “El sujeto sabe, pero no sabe que sabe” Portamos un saber, pero no sabemos que lo portamos, el psicoanálisis apunta a que quien se analiza pueda advertir su Saber articulado como un lenguaje. Un lenguaje que no se habla –digamos- con la lógica de la comprensión racional de la lógica científica, de las premisas derivadas de la máxima cartesiana “Cogito ergo Sum” (“Pienso luego existo”) sino con otra: la del Inconsciente. Ese será el sentido del descubrimiento e invención del Psicoanálisis: que los sueños, síntomas, lapsus, olvidos, chistes…poseen sentido, es decir hablan, dicen cosas, poseen un saber (sobre el propio deseo) son estructuras –formaciones del Inconsciente, dirá Lacan- que pueden leerse, a la manera de una poesía, (metáfora y metonimia) un chiste, el humor… pero a condición de no ser leías mediante reglas (teóricas) estáticas, como decir “Esto significa esto y esto otro, esto otro”, sino que para cada cual significarán cosas diversas, cada (sujeto del) Inconsciente se manifestará en cada persona, según su imagen y sus formas de hablar; el Inconsciente se las ingenia para hacerse decir ante quien pueda escuchar, cifra el sentido, como en los chistes.
El Psicoanálisis ciertamente trabaja con la palabra, pero no es la palabra del logos cartesiano [“(Yo) Pienso, entonces luego (Yo) existo”] sino aquella que apunta hacia su sentido significante -los juegos de sonido y resonancia de un decir que dice otra cosa.[7] Si en el psicoanálisis se habla, la persona relata cosas al psicoanalista y este escucha, también el que habla puede escuchar lo que dice, su decir, y en esa resonancia y sorpresa de su propio decir, encontrar otros sentidos, puesto que su decir no solamente es el decir, sujeto a la voluntad y control racional del que lo dice, como quien dice: “Yo quiero decir esto….” y termina diciendo otra cosa, siempre se termina diciendo otras cosas; sino una palabra vacilante que muestra disimuladamente “otra cosa”, enlazada a otros sonidos e imágenes, de pronto se dice otra cosa: como cuando alguien dice, “¡Me siento el ser más miserable del mundo” y el analista le dice: entonces deje que su ser hable (mi-ser-hable) algo que estaba ya en la frase, pero sin estar del todo, estaba articulado de manera cifrada. Como en el sueño de la Mecedora y los tres personajes, en donde Me-cedo- en parte a cada uno, en cada uno de ellos reconozco lo compartido.[8]
¿Para qué sirve?
¡Para nada y paraa todo! (risas, muchas risas). Bueno, no es que no sirva para nada, sino que al menos no se plantea una utilidad a priori como decir, el psicoanálisis sirve para x, y,z, a, q, w….Sin embargo, podríamos decir que sirve para conocernos más y no confundirnos o engañarnos tanto, poder conocer la causa de nuestros conflictos y problemas, su sentido, de dónde "vienen", el por qué están ahí en nuestra existencia, al tiempo que se da dicho conocimiento se descubren las formas de afrontar y resolver dichas problemáticas.
Emprender un análisis es una experiencia sin igual, en donde la persona puede tener la posibilidad de advertir el funcionamiento del Inconsciente, su escritura singular: los significados de sus sueños, sus padecimientos, sufrimientos…sus avatares de la vida y del amor; los juegos y efectos del devenir ese sujeto humano en particular (como es como piensa, siente, hace, dice…desde esa noción ficticia –necesaria- que es su Yo) se dice fácil y muy brevemente, pero se requiere de tiempo y esfuerzo, pues no se trata de explicarle –con razonamientos- a la persona en análisis, el tal o cual cosa es causado porque…. Por ello, el psicoanálisis es una experiencia (Así es “¡El Ello es una experiencia!”) atravesada por la sorpresa en la escucha y lectura de ese decir de otra manera (en sueños, síntomas, lapsus, etc.) el cómo se expresa un sentido de forma cifrada, donde las claves para ese desciframiento las porta –sin conocerlas- (Ahí está el “sabe pero no sabe que sabe”) el mismo sujeto analizándose. De ahí que la “asociación libre” implique el decir todo, por más disparatado, ilógico y vergonzoso que parezca, deja a un lado la ideología, la razón y la moral, trabas que sujetan y dirigen el pensamiento conciente. El psicoanalista lo que hace es escuchar esos otros sentidos, su función es la de un lector particular. ¡Pero cuidado! no se trata de poner un sentido o de decirle a alguien, esto que usted dice o sueña, significa esto, y esto, esto otro, como en esos supuestos diccionarios de sueños que dicen que soñar con agua significa tal cosa, y soñar con escaleras, esto, para todas las personas por igual, como lo hacen ciertos paradigmas de la psicología que asumen un sentido universal ante la presencia o ausencia de cierto rasgo en un dibujo, etc. Como en las dichosas señales de alarma o factores de riesgo –tan en boga hoy en día- “Si ves que tu hijo hace esto o esto otro, entonces, cuidado, podría tratarse de…” O decir que si un niño se hace pipí en la cama es porque alguien abusó de él; o que si alguien está triste en realidad está contento por dentro, etc. El psicoanálisis no funciona así, no asume ni presupone sentidos en el otro, en ese sentido no adjetiva o diagnostica algo como “malo” “bueno” “aberrante” “trastornado”…sinoleer el sentido de eso que se dice y habla en el síntoma, el dolor, el padecer, la enfermedad, etc.
¿Hay alguna diferencia entre estas (psicoterapias) y el psicoanálisis?
¡Claro! Y es abismal. Pues radica en la noción de sujeto con la que cada psicoterapia funciona; habrá algunas en donde se considere a lo psíquico en paralelismo y correspondencia con lo médico, por ejemplo, si alguien se enferma del cuerpo, también se puede enfermar de la mente, la noción de lo patológico y del trastorno (normal-anormal) trasladado a lo mental, planteando la noción de lo psicopatológico, aberrante, degenerado en la mente o en las conductas, que tiene que ver más con lo moral y religioso; que supongan que el sujeto tiene que ser “enderezado”, rehabilitado a partir de que adquiera una serie de estrategias o mejore en cierta forma y medida. Por lo tanto la posición del psicoterapeuta será muy diferente a la del psicoanalista, puesto que el psicoterapeuta supone que posee un saber del como ser y hacer, las maneras saludables, correctas y adecuadas al medio (adaptación laboral y económica en la “salud”, que el paciente puede hacer determinada cosa, como señal de salud) aunque puede variar en las particularidades; mientras que el psicoanalista escucha sin pensar ni suponer por el otro, puesto que está advertido de los juegos de la alienación: que toda suposición plantea una (su) posición de quien la enuncia, una mirada que sugiere adjetivos que califican y etiquetan, que le hagan a las cosas ser algo determinado, como decir “Usted lo que tiene se llama….” O “El 35% de las personas que padecen depresión…” “Los niños que padecen déficit de atención, presentan una disfunción en el lóbulo x” en donde se borra el sentido y expresión de la singularidad, creando un sujeto único, reducido al Bios, a lo animal, a la especie, diferente al ser del lenguaje, del Inconsciente, del que se ocupa el psicoanálisis.
En los paradigmas médico, psicológico y psiquiátrico, se operará a menudo con dichos principios, por ello el psicoanálisis –aunque asociado a tales discursos- no tendrá nada que ver con ellos, ni en su sentido histórico, ni en sus postulados y formas de conceptualizar y entrar en relación, tratar al sujeto; la única asociación es política y –digamos- profesional, puesto que en la actualidad en las escuelas y universidades de psicología y medicina hay clases de ciertas nociones sobre psicoanálisis.
Resumiendo, al decir “del sujeto del que se ocupa el psicoanálisis, es el sujeto del lenguaje, por lo tanto del Inconsciente” expresamos el sentido y fundamento de la práctica psicoanalítica: que los síntomas, el sufrimiento, el padecer, lo sueños, los lapsus, los olvidos… (Todas esas cosas a las que en ocasiones no se les ve ningún sentido, ni razón lógica) poseen sentido, hablan, son estructuras para leerse. El Inconsciente se comunica, expresándose de diversas formas, en sonidos y en imágenes.
El sujeto del que se ocupa la medicina, la psicología y la psiquiatría, es a menudo solo un sujeto biológico, en donde se opera con el supuesto de que las causas de lo que se vive, padece, hace, siente…están dadas por el funcionamiento del organismo o la mente, a la que le subyacen procesos igualmente orgánicos o conductuales: cerebro, sistemas, aparatos, genes, mente, reacciones, conductas, etc. O solo se reconoce al sujeto como una interacción o suma de factores y aspectos múltiples, provenientes de lo social, lo biológico y lo psicológico, los llamados grupos multidisciplinarios que inician y terminan en monólogos, así como por no decir ni entender nada, solo planteando el ideal –lugar común- humano de la suma de todo. Como en la actualidad -los lugares comunes causales- todo tiene que ver con la autoestima y el estrés; la depresión y ansiedad y la drogadicción.
¿En qué casos se recomienda el psicoanálisis?
En todos aquellas personas que deseen resolver sus problemas y conflictos de manera eficaz, es defcir, al tiempo que conocen el sentido (la causa) de lo que les sucede, van reconociendo o construyendo las formas de resolverlos. Llevándoles a la solución de su problema singular en base a un conocimiento del significado que dicho problema y conflicto tienen en su vida (¡¿Por qué tenía precisamente ese problema y no otro?!) no quedándose en la sola superficie del "recetario" de hágale así o asá, sino partiendo de un conocimineto amplio y profundo de su historia y persona.
[1] Freud, S. (1901) Psicopatología de la vida cotidiana. Obras Completas. Tomo VI. Buenos Aires: Amorrortu.
[2] En el habla corriente, en todas las artes (cine, las metáforas, la literatura, pintura…) Una de las más recientes es la plasmada en la trilogía de The Matriz (1999, EUA) de los hermanos Wachowski, en donde al personaje del Arquitecto se le confieren ciertas similitudes con Freud, no solo en su aspecto (físico, barba, ropa, etc.) sino en la función que desempeña: la de ser el creador del programa que organiza la Matrix, y principalmente, quien le revela (como durante una análisis) a Neo, el enigma de su misión y existencia, digamos el sentido de su Yo.
[3] Existen en castellano muchas referencias en la música, por ejemplo las letras de Ricardo Arjona con “Ella vive conmigo en mi inconsciente…” y Ahora la cantante juvenil Belinda con su canción “Ni Freud y tu mamá” y la reina del pop, Madona, como parte del soundtrack de la película “Die another day” del agente 007 con su coro “Sigmund Freud Analyse this..this…this” y “ Shakira, con su reciente producción titulada “Fijación Oral”
[4] Esta imagen: la del psicoanalista anotando en una pequeña libreta lo que su paciente le va diciendo, es por demás equivocada, es más, es lo más anti-psicoanalítico que existe, pues contraría la escucha, así como el grabar las sesiones en algún medio electrónico, como lo acostumbran algunas personas en EUA, debido al estado legal y de demandas.
[5] Cfr. Freud. S. (1924) Presentación Autobiográfica. Obras Completas. Tomo XX. Buenos Aires: Amorrortu, pp. 13 y sigs.
[6] También Freud utilizaba la palabra alemana Umsetzungen, que literalmente significa: “plantar en otro lugar” “cambiar de sitio” (Cfr. Freud. S. (1917) Sobre las transposiciones de la pulsión, en particular del erotismo anal. OC. Buenos Aires: Amorrortu) Ya en la Interpretación de los sueños (1900) empleaba la referencia aUmscreiben (Umschrif) para hacer referencia a la reescritura, la retranscripción del material psíquico (representaciones) de un sistema a otro, por ejemplo del sistema conciente al inconsciente y viceversa. (Cfr. Freud, S. Fragmento de la correspondencia con Fliess. Buenos Aires: Amorrortu. O.C. Tomo I, Carta 52 pp. 274. 1892-99)
[7] “El síntoma subsiste en la medida en que está enganchado al lenguaje, por lo menos si creemos que podemos modificar algo en el síntoma por una manipulación llamada interpretativa, es decir, que actúa sobre el sentido” (Lacan, J. El Seminario de Lacan. 23 El Sinthome Buenos Aires: Paidós, pp.40 y sigs.)
[8] “El sueño de la mecedora y los tres personajes” Sueño soñado por CR, en la noche del lunes al martes 4 de agosto de 2007.
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