Vidas cualificadas 

 

por 

Camilo E. Ramírez

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La idea de "calidad de vida" que es mencionada en diversos contextos (educativos, médico-hospitalarios, de mercado, político-social, etc.) consiste en ser una reducción de una noción tipificada de lo que debería de ser/tener/decir, etc. una persona para tener calidad en su vida, así como también valor, belleza, confort, éxito, etc.. Es decir, para que una persona posea calidad de vida, debe realizar ciertas acciones, ofrecidas desde una cierta forma de ver la vida y la moralidad. El sujeto que logra "encajar" en esos patrones, será aceptado como persona en ese lazo social determinado. En ese sentido para poder pertenecer, hay que entrar por la puerta de la alienación: dejar su singularidad afuera.

Ocurre a todos los niveles y contextos, se ofrecen nociones, actividades, gestos, de lo que es considerado a priori como normal/anormal, sano/enfermo, bueno/malo, sin la menor reflexión de su construcción histórico-social, ideológica, incluso pensando en el absurdo de absurdos, que la medicina, el derecho o la psicología son simples herramientas, competencias bien intencionadas, campos des-ideologizados, cosa por demás inexistente, pues se trata también de formas de pensar, de conceptualizar a los humanos, de entrar en relación con, de definirlos, tratarlos, etc. de reducirlos a concepto, cifra o cuadro.

Por tal, a la noción de "calidad de vida", que ofrece patrones únicos y rígidos para todos, es posible oponerle el de "vida cualificada", la cual opera de una manera única y diferente para todos: usted tiene una vida, y después, se ve confrontado/a/invitado/a a inventar su cualidad, a darle su sello particular; en esta noción de vida cualificada, cada sujeto crea algo y responde ante lo creado.

Partiendo de aquello imposible decir/hacer/crear...se pone en marcha una invención, una relación singular y subjetiva, con su existencia, que no admite ser sometida/medida a nociones "tipo"; pues una vida, el sentido de su vida, el sentido de su sufrimiento, de su malestar, no puede ser una categoría, un concepto, una descripción del deber ser, de un trastorno mental, educativo o social, sino una experiencia, que si trasladamos al contexto, único e irrepetible, del testimonio, puede mostrar-nos algo de "eso" que no tiene lugar en la nomenclatura, en el casuística, en la cura tipo, y que es justamente la materia prima, para inventar una vida singular, una vida cualificada.