La duda como causa

 

 

Camilo E. Ramírez

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La duda no es una tragedia, sino siempre una posibilidad para crear, una abertura.

En un contexto histórico donde se nos plantea que los humanos debemos no tener dudas, no titubear, no tener miedos, pues son todos ellos, signos de debilidad, de in-completud, de carencia de habilidades y competencias ante tal o cual cosa, lo que falta es siempre vista como un menos, “algo me falta”, “no tengo…” creándose una serie de mercados, que venden la ilusión de poder armonizar, finalmente, con el mundo, consigo mismo, con el otro, a partir de… (las sugerencias van multiplicándose y mudando de tiempo en tiempo, para intentar responder, llenar, eso de lo que se carece) es no solamente necesario, sino vital, advertir el planteamiento de la duda y la falta como causa de la creación (deseo) y no como una tragedia.

Si se considera que la duda no es una tragedia, sino siempre una posibilidad para crear, una abertura, por donde se puede colocar en el mundo algo que se ha creado, el espacio, el vacío, lo que falta y se desea puede funcionar como un pivote, una amplificación, no una reducción angustiosa (¿Por qué  la/lo….no es perfecto/a?) donde precisamente por no estar cómodos, a-gusto, en armonía con…es que se inventa/modifica algo, se ama; en la línea del artista que crea algo, una forma particular de gozar, de producir algo nuevo a partir de un vacío, modificando con ello, en algo, las coordenadas subjetivas de la época, tanto para sí como para alguien más. Solo hay que aclarar, que ese movimiento de creación y colocación de algo en el mundo, así como su respectiva responsabilidad por lo creado, no es algo exclusivo de las artes o de las llamadas ciencias humanas, sino de toda actividad humana. 

  

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