La insustituible singularidad

 

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por

Camilo E. Ramírez

 

La insustituible singularidad de cada uno, no puede ser catalogada, no es un concepto, una categoría, una tabla o revisión de manual. Algo que sabe muy bien el deseo materno: los hijos son uno por uno, cada uno es único e irrepetible. 

En eso radica la particularidad y diferencia del psicoanálisis -aquel inventado por Sigmund Freud y desarrollado por Jacques Lacan- de las psicologías y el tratamiento psiquiátrico: oír, atender lo único, mientras que aquellas siempre escuchan con oídos disciplinadores, correctores, moduladores, normalizadores de lo humano, operando una reducción a modelos previament establecidos...en base a una traducción de lo que dice el paciente a la descripción de la teoría.

En psicoanálisis nos ocupamos del uno por uno, no del sujeto atendido a través de un modelo teórico (diagnóstico y tratamiento), escuchado por "oídos disciplinadores", sino de una vida que porta un deseo particular, y que por momentos le-aqueja, produce conflictos, síntomas, a la espera de ser asumido como motor/creación.

En esa linea se pueden apreciar los síntomas y conflictos de las personas en la actualidad: vidas sometidas al imperativo del número y del "deber ser" previamente trazado, propuesto, "los oidos discipinadores".

Fracaso escolar, conflictos, aburrimiento y fastidio y violencia en las aulas, lo mismo en las empresas, en las familias...Experiencias que son causadas por una reducción de las vidas a una sola, con toda una serie de requisitos a cumplir, que terminan cansando, desgastando...¿Y sus efectos? Igualmente patologizados, a quien porte un malestar (¡Hay de aquel/lla!") que presente molestias o quejas por habitar en el mejor de los mundos posibles (Escuela, familia, trabajo, en los contextos actuales) serán igualmente vistos y oídos, disciplinariamente, señalados, diagnosticados y tratados en base a la normalización, por presentar dichos efectos (síntomas) se dirá que no tienen habilidades, que no cuentan con las competencias que el mundo, al escuela y la empresa, actual requieren, que, para poder ser funcional y buena persona, se le debe de quitar lo más pronto posible la tristeza, la depresión, la angustia, el llanto  por un amor, por una muerte, etc.; quedando las causas como el tratamiento, dándose un espiral de reducción y silenciamiento del sujeto del deseo, de la responsabilidad ante lo creado. 

Escuchar la insustituible singularidad implica sostener lo único en el otro y en sí mismo, seguir su experiencia, sus pistas, ver a donde nos conduce.